El libro de los muertos
Una vida después de la muerte
Los egipcios creían que después de la muerte existía otra
vida. Una vida maravillosa, podríamos decir
que era un “paraíso egipcio”. El mundo de ultratumba en el que vivirían los
difuntos virtuosos se conocía como Campos de Ialu o Campo de Cañas.
Los egipcios lo imaginaban como un lugar muy parecido a Egipto, con ríos,
montañas, caminos, cuevas y campos muy fértiles, en los que crecía la cebada
hasta los cinco codos de altura
Pero para llegar a este mundo maravilloso había que superar
muchas pruebas tanto en la vida como después de la muerte.
En vida tenías que ser un hombre o mujer bueno y justo pero
una vez muerto tenías que superar un montón de pruebas
Los egipcios creían que el difunto emprendía un viaje
subterráneo desde el oeste hacia el este, como Ra, el sol, que tras ponerse
vuelve a su punto de partida. Durante ese trayecto el fallecido, montado en la
barca de Ra (Re), se enfrentaría a seres peligrosos y monstruosos que
intentarían impedir su camino hacia la nueva vida. Para vencerlos tenía que conocer
un montón de fórmulas mágicas. El peor de ellos era Apofis, una especie de
serpiente que cada día amenazaba al difunto durante su viaje subterráneo.
Una vez que vencía a todos los monstruos desde su barca
solar, el difunto llegaba a un laberinto, protegido siete puertas. Ante
cada una de ellas, el difunto debía pronunciar un texto determinado,
mencionando el nombre de la puerta, del guardián y del pregonero. En cada
ocasión, la puerta le decía: "Pasa, pues eres puro".
Una vez pasado el laberinto, el difunto llegaba a la Sala de
la Doble Verdad para que un tribunal formado por 42 jueces y presidido por
Osiris evaluara su vida.
Llegaba el momento culminante del juicio, aquél en que se
procedía a pesar el corazón del difunto. En un plato de la balanza,
sostenida por Anubis, dios chacal de la momificación, se colocaba una pluma de
avestruz que simbolizaba la justicia; en el otro plato se depositaba el
corazón, que simbolizaba las acciones realizadas por cada persona. El
difunto se salvaba cuando la pluma y el corazón quedaban en equilibrio.
El libro de los Muertos. Un libro lleno de fórmulas mágicas
El Libro de los muertos fue una obra fundamental
de la cultura del antiguo Egipto. Era un texto muy extenso: algunos
ejemplares conservados en rollos de papiro alcanzan cuarenta metros. También
era un producto muy caro, pero para los egipcios, el valor de este texto era incalculable,
ya que sus conjuros y hechizos permitían a los difuntos alcanzar el Más Allá.
En este texto estaban todas las fórmulas mágicas para vencer a los monstruos y
contestar a los guardianes de las siete puertas.
Al principio este texto se escribía en jeroglífico en las
paredes de las tumbas, las vendas de las momias, los sarcófagos y otras
estatuillas y enseres que eran enterrados con el difunto. Más tarde también se
encargaba un Libro de los Muertos en papiro que era enterrado junto al faraón
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